Cuenta el autor que en cierta ocasión pidió en un estanco unos puros que se dejaran fumar, "fresquitos"; el estanquero le atendio con los humos propios de su malafollá y, al marcharse, comentó a su mujer con voz suficiente para que lo escuchara: "Ése se
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Vista previa: LA MALAFOLLÁ GRANAÍNA
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