VITALE, IDA
Los monjes budistas inscriben en sus tabletas un nombre nuevo, para el inverso nacimiento de la criatura en su muerte. Confío en que Byobu, biombo que puede esconder diversas almas o al menos, estados de alma, no haya nacido muerto o no muera en este segundo nacimiento, que me felicito que sea en España. Porque Byobu tuvo uno peculiar y casi de criatura humana, viniendo a vida impresa, letra a letra, durante ocho laboriosos meses, como en tiempos de Gutenberg, en México, para suscriptores, por obra de un pintor que ama la poesía.