BERNHARD, THOMAS
La última novela que escribió Thomas Bernhard es su obra magna, la que reúne todo lo mejor de un escritor incomparable.
«Extinción representa, sin duda ninguna, el momento más divertido de toda la literatura. Lo terrible se convierte en gracioso, disfrutable, y hace que uno se quede con ansias de más cosas que se le parezcan.»
Geoff Dyer
Franz-Josef Murau padece una obsesión y una especie de «complejo de lugar natal» que bien podría resumirse en un solo topónimo: Wolfsegg. Allí creció Murau, contra Wolfsegg tuvo que desarrollarse y de allí hubo de huir. Ahora, instalado en Roma, se ve obligado a volver tras el fallecimiento de sus padres y su hermano en un accidente de automóvil. El rechazo del lugar más detestado le hace comprender, no obstante, la necesidad de superar ese odio corrosivo.
Quizá pueda curarse escribiendo sobre Wolf-segg, el lugar sobre el que ahora le ha tocado poner orden, y esos apuntes llevarán el título de Extinción. Su único objetivo es aniquilar el tema del que se ocupan, dejar sin raíz ni sentido todos los significados de la palabra Wolfsegg.
«Hay escritores horribles, malos, pasables, buenos y excelentes. Los hay incluso, geniales. Pero también hay otros en los que su calidad es un asunto secundario, aunque sin duda se les reconozca. Son los escritores que crean adicción [...]. De esos autores se lee todo y se quiere siempre más [...] Para mí, como para mucha otra gente de toda Europa, Thomas Bernhard ha sido el penúltimo escritor de esta índole.»
Javier Marías