BALLESTEROS, FERNANDO
Cuando en 1979 los Clash comenzaron a pergeñar London calling, no podían imaginar que ese álbum doble devendría una de las obras absolutamente capitales de la Historia del Rock. Lo que sí sabían era que los límites del punk les quedaban estrechos, y se lanzaron a dar forma a un sonido que bebía tanto del rock clásico como del reggae, el pop, el ska o el rockabilly. Todo tenía cabida en una mezcla a la que dotaron de su vehemente propia identidad, esa que en gran medida definiría el rock de la década de los años ochenta y sería influencia para cientos de bandas de todo el planeta.